domingo, diciembre 20, 2009

Atentado

Me agacho para atarme los cordones de las zapatillas
sobre el escalón de mármol del edificio nuevo.
Piso lustroso y agua de lluvia. Resbalo.
Caigo con todo mi peso sobre mi brazo derecho.
Mato una hormiga.
Pienso que en este mismo momento
mujeres y hombres, ancianos, niños, son asesinados.
Que alguien arroja una bomba.
Que muchos mueren aplastados.
Me incorporo y olvido a la hormiga: la víctima
de un atentado cuya autoría me adjudico.
Me sacudo la lluvia.
Muevo mi brazo que dolerá mañana y voy al mercado.